Después de mi última entrada, se me pasó por la cabeza que había algo que me quedaba pendiente por hacer y ese asunto era comentar mi experiencia en mi viaje a Ibiza ya que no tiene desperdicio.
Llegamos a Ibiza el 10 de Agosto del 2007 sobre las 6 de la tarde y con toda la emoción del mundo ya que, en teoría iban a ser 10 días de vacaciones, de salir, de descansar y disfrutar…
Llegamos al hotel (que dicho sea de paso era cutre de cojones) que os lo dejo aquí en un par de fotos sin desperdicio…lo puedo definir con: La habitación decorada con un gusto pésimo y con mobiliario del año de la Polka y la piscina, pequeña, cutre y de agua salada. (No sé por qué en Ibiza el agua del grifo está salada). Esto no tiene precio.
Pues bien, llego a recepción, entrego mi comprobante de reserva y mi DNI. La chica me da mi tarjeta para la puerta y me indica el nº de habitación y la planta donde está situada.
Yo tirando del maletón motivada (como diría Manolo García) como una mosca ante un pastel de bodas…nos metemos (mi chico y yo) en el ascensor y camino a nuestra habitación. Al salir del ascensor veo que nuestra habitación está justo al lado de la piscina y doy gracias a dios de ser tan afortunada.
Meto la tarjeta en el casillero, abro y descubro una habitación totalmente a oscuras, mi chico es el primero en darse cuenta, que además de ser una mega-habitación, ¡está dotada de Play Station! Mientras él continua flipando y restregándose los ojos ante tal descubrimiento, yo me adentro en la habitación y descubro que, además de incluir una consola, la habitación también incluye a un tío medio en bolas y también medio en coma en la cama. Como un cangrejo discreto, decido ir de puntillas y marcha atrás (arrastrando mi maleta en sentido contrario) y cierro la puerta con sigilo. A parte de ir de culo iba, con una mano tirando de la maleta y con la otra tapándome la boca y haciéndole el gesto a mi chico de que guardase silencio porque en aquella habitación se estaba descansando/reflexionando/muriendo.
Volvemos cargados al ascensor y nos dirigimos a recepción, le digo amablemente a la chica que mi habitación está ocupada. Ella me contesta “No puede ser”. Le insisto en que sí, que, o tenemos un ocupa, o en el precio iba incluido un colgado con narcolepsia. Se pone a teclear como una loca, o como una de esas azafatas de las películas que mira si hay vuelos disponibles…y después de unos minutos me dice: “Ups, pues es verdad, disculpa”. Me cambia la tarjeta, me indica mi nueva habitación y de vuelta al ascensor.
Bueno, me había cambiado de una mega-habitación en el primer piso y al lado de la piscina a una en el sexto y que más que una habitación parecía un armario empotrado. Entramos a la habitación, soltamos los trastos y como íbamos sudando como pollos, mi chico decide poner el aire acondicionado ¡qué carajo! No funciona ¡Mierda!
Probamos a poner la tele para entretenernos un rato entre que deshacemos las maletas. Tampoco funciona. Bueno, bueno, bueno…me van a oír. Cojo el teléfono e inmediatamente llamo a recepción. Al teléfono responde un señor y yo le suelto: “Hola llamo de la habitación “X” soy fulanita, acabo de estar ahí mismo porque me habíais dado una habitación ocupada después de que tenia la reserva hecha hace meses, pero bueno, eso pasa pero es que encima de cambiarme de habitación y darme un cuchitril, no funcionan ni el aire acondicionado, ni la tele ¡y esto no puede ser! Porque…” Antes de que acabase mi discurso/reclamación, el señor al otro lado de la línea me interrumpe y me dice: “Señorita “X”, debe poner la tarjeta de abrir la puerta en el casillero de la entrada para tener luz en la habitación…ejem…”
Después de secarme la gota de sudor de 1.5 litros que en ese momento se me formó en la frente, con la mejor de mis sonrisas (telefónicas) me disculpé y colgué el teléfono. Mi chico permanecía inmóvil e incrédulo tras escuchar mi conversación y descubrir lo inútiles y lo de pueblo que fuimos al no caer en la cuenta. Cosas que pasan.
Esa primera tarde, fuimos al famoso Bora-Bora, que no es más que un chiringuito guarro en medio de la playa y lleno hasta las trancas (de gente colgada). Lo bueno, que no se pagaba por entrar, lo malo que las consumiciones eran mega caras.
Como nos enteramos que al día siguiente (sábado por la mañana) había la famosa fiesta de “La leche” en Space (Una fiesta que es como el coche escoba que recoge a todos los rezagados del mundo), decidimos irnos a dormir pronto esa noche para estar frescos en lo que iba a ser nuestra primera incursión en el mundo de las fiestas Ibicencas.
A la mañana siguiente, nos levantamos sobre las 7:30 de la mañana, nos duchamos y arreglamos y cogimos rumbo a Space. Cuando llegamos, éramos las personas más frescas que había allí (en el sentido de frescura matutina y algo más de 8 horas de sueño).
Mi chico se dirigió a la barra y me dice:”Yo voy a pedir un Ballantine’s con Red Bull, ¿tú qué quieres? En ese momento sólo pude decirle: “¿Si lo pido, me pondrán un colacao? (Hombre, a las 9 de la mañana el cuerpo era lo que me pedía…)
Pues bien, aparte de ver mucho colgado de buena mañana y a la luz del sol, la experiencia no fue nada del otro mundo, como 30 gogós entre chicos/as y música a todo trapo. Actuaba Rebecca Brown pero vamos, ver a un chimpancé gritándole a un micro hubiese sido más entretenido. La anécdota del día fue que allí mismo estaba Andresito Burguera (para los no-frikis es el hijo de Andrés Pajares) acompañado de un “señor” de unos cincuenta y tantos…de pelo blanco, camiseta imperio de rejilla y carente de estilo con el que estaba digamos…en actitud cariñosa. (Advertencia: el cariño que yo vi puede ser debido a un exceso de alcohol, drogas o en su defecto carencia de sueño/cariño/criterio)
También me gustaría dejar claro que con referencia a los súper gogós, quedé algo decepcionada porque iban todos/as divinos/as y con esa actitud de “Muérete basura, sólo eres un simple mortal “además de con menos ropa que un indígena y yo, que esperaba ver una súper perfomance y coreografía su baile durante más de 2 horas consistía en: Brazos en jarra, morros, culo y tetas fuera, barriga dentro y un movimiento semi circular como el preludio de una jota…para flipar. Pensé en presentarme al cásting ya que yo tengo un surtido de movimientos algo más original…A-LU-CI-NAN-TE.
La mañana no dio demasiado de sí y decidimos irnos a comer por ahí (que todos los restaurantes son de comida rápida y no valen nada). Por la tarde, decidimos que esa misma noche iríamos a Pachá porque venía Roger Sánchez con su “Release yourself” y claro, pues había que ir ¿no?
La cuestión es que nos costó 50€ por barba cada entrada y encima sin un puto chupito ni consumición.
Mi definición de Pachá: Un antro con pinta de casa rural falta de reformas y chorretosa de la que han colgado un montón de bolas de discoteca, lámparas de araña y cerezas gigantes de plástico. Poblada en su mayoría por fauna “ibérica” y de otras partes del mundo que se piensan que acaban de entrar en un país sin normas ni leyes y que creen que las palabras “coma etílico” son un estado de ánimo.
Hay gogós que con suerte van semidesnudas, con mala suerte te las encuentras en pelotas y restregando todo el jopo por los cubatas de la gente y bailando con menos gracia que los chistes de “El club del chiste”…valga la redundancia...
Aquí os dejo la firme prueba de que Pachá a parte de no ser para tirar cohetes, es carísimo de la muerte. (Qué hijos de puta…)
Así que después de pagar semejante cantidad por un triste combinado que seguro era de garrafón además de 50€ por entrar en aquel antro…Pues me dieron ganas de subirme a la cabina donde estaban Roger Sánchez, quitarle el micro y gritarle a todo aquel rebaño: “¿50€ por entrar a una semi granja que apesta a sudor y donde debes donar un riñón para tomarte una copa? ¿Cómo es posible que una borrachera en este agujero te cueste más cara que una letra de hipoteca? Iros todos a tomar por culo, tu también Roger Sánchez que cualquier animal de granja con dislexia pincha mejor que tú. ¡¡Qué vergüenza señores, qué vergüenza!! Y a las gogós, el hecho de llevar bragas no os hace menos atractivas…¡¡Panda de guarras!!”
Bueno, algo así hubiese dicho, pero son de esas cosas que una piensa y luego no hace…cachis…
Y lo dejo aquí por el momento porque sino os puede dar un ictus leyendo. Prometo segunda parte y si se tercia y me alargo mucho, una tercera.
Saludos a todos y recordad, Ibiza smells.
